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Mermelada de fresas y chía

La mermelada tradicional tal y como la conocemos lleva toneladas de azúcar. Si bien es cierto que para mí, cuando es casera, tiene un componente hogareño que me parece muy idílico: me remite a mañanas de invierno con la chimenea encendida, el olor a café y las tostadas listas, mientras la familia se sienta alrededor de la mesa a compartir un buen desayuno de domingo. No es que haya hecho esto nunca, pero no sé por qué, tengo esta imagen mental.

Volviendo al tema del azúcar, sabemos que siempre hay alternativas sanas, así que no tenemos que renunciar a los pequeños placeres de la vida, sino solo adaptarlos para cuidarnos y sentirnos mejor. Por eso hoy os traigo esta variante de mermelada con chía sin azúcar que os aseguro que está deliciosa y no tiene NADA que envidiarle a la original.

Se prepara en... 10 minutos creo recordar. Yo la he usado para untar tostadas, como acompañamiento de mis pancakes, con granola casera, en mis copos de avena e incluso en ensaladas, porque me chifla el contraste dulce-salado. Se conserva muy bien en la nevera, tan solo tenéis que guardarla en un botecito con tapa, y listos!

Tened en cuenta que la receta de mermelada que os pongo hoy serviría para hacerla con casi cualquier fruta; adaptando, eso sí, las cantidades de dulzor y semillas de chía según las propiedades de las frutas que usemos. Por ejemplo si son más amargas igual debemos usar más miel o ágave o sirope de arce que si usamos como fruta principal la uva, que ya de por sí es muy dulce.

En esta mermelada, las semillas de chía, como podéis observar, se ven. Si sois un poco quisquillosos con este tema, siempre podéis batirlo pero yo creo que no molestan y además le dan un toque más caserito!

Vayamos con la receta:

INGREDIENTES:

  • 2 cups de fresas (o la fruta que queráis, pero limpia y sin hojitas/semillas/huesos) - aprox. 400 gr.

  • 2 cucharadas de zumo de limón natural

  • 2 cucharadas de agave, miel o sirope de arce

  • 3 cucharadas de semillas de chía

  1. Limpiamos las fresas, quitamos las hojas y cortamos la fruta a trozos pequeñitos

  2. Cocinamos las fresas a fuego medio durante unos 10 minutos, hasta que veamos que se va deshaciendo y forma una especie de sirope. Llegados a este punto, ¡el olor que se desprende es magnífico!

  3. Retiramos del fuego y añadimos, para empezar, una cucharada de zumo de limón y una de endulzante. Probamos, y si creemos necesario añadimos la otra cucharada de zumo y la otra de dulce. Yo usé dos y dos.

  4. Añadimos la chía. Empezamos con 3 cucharadas, removemos bien, dejamos reposar unos 10 minutos para que se vaya asentando y si, pasado este tiempo, vemos que todavía está muy muy líquida, añadimos una cucharada más.

  5. Dejamos enfriar a temperatura ambiente y luego a la nevera.

A mí me ha durado unas dos semanas en la nevera, y no es que pasado ese tiempo se haya puesto mala, es que simplemente no me queda. Os aseguro que prepararla me ha salvado muchos desayunos. Y es que está deliciosa y si tenéis hijos/as, la van a adorar. Además, reitero: ¡es una alternativa muchísimo más saludable!

Si probáis de hacerla con otra fruta ya me diréis cómo queda! Yo la próxima vez creo que la prepararé de... mango! Igual me sale un desastre, pero es que me gusta tanto el mango que no puedo no probarlo. Eso sí, igual me espero a que no cueste unos 8 euros la pieza :(

Espero que tengáis un super feliz martes! Por cierto: si le veis algunos trozos más oscuros a mi mermelada es porque le eché 4 arándanos sueltos que tenía por ahí :p

Con amor,

Laura

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